LUQUITAS, UN PEZ
Érase una vez un pez
nervioso que siempre se estaba riendo, naranja y azul, de piel áspera con
labios de pez gordito, de aletas largas y con ojos de sapo que miraba todo y al
que llamaban Lucas, y los más amigos Luquitas.
Después de muchos
veranos jugando en el agua transparente del lago; un día, sucedió que el agua
se volvió negra y oscura y se murieron todos los peces.
Lucas el pez que
siempre se reía, se quedó solo.
Estaba muy triste.
Por la noche todo era
mucho más negro, estaba tan desesperado que empezó a nadar hacia el sur, sin
parar, sin dudar, hacia el sur, sin mirar, hacia el sur, hasta que un túnel de
luz atravesó las aguas turbias de arriba abajo.
Pensó, entonces, que
estaba salvado, pero, antes de recobrar la sonrisa, sus labios de pez gordito
chocaron contra un cristal; por todas las direcciones, el cristal, no había
salida. De nuevo, se sintió frustrado y encarcelado; acababa de comprender todo
el desastre acaecido en el lago. Al menos, él había sobrevivido tras el vertido
oscuro y pegajoso, pero estaba tan solo que no quería seguir viviendo; en ese
momento, algo como una aleta - sí, una aleta muy suave, como la de la Sirenita -
rozó su lomo, sintió unas ondulaciones diferentes. Se dio la vuelta y la vio:
“Luquitas ya no estarás solo.”
(AUTORÍA
2ºESO A.Curso 2012-13)
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